El mercado es un entorno de incertidumbre que puede variar enormemente en muy poco tiempo, por eso, en ocasiones, desarrollar un producto o servicio puede resultar complicado, especialmente en el caso de las Startups y las PYMEs.

La generación de ideas de proyecto no solo requiere una inversión económica, sino también tiempo y es que, mientras que el dinero puede recuperarse, el tiempo no. Por este motivo, los emprendedores necesitan moverse con unas garantías que aseguren la viabilidad de lo que pretenden lanzar al mercado y en caso de ser necesario, una pronta toma de decisiones.

Dentro de esta tesitura, surge la idea de Producto Mínimo Viable (MVP) que se trata ni más ni menos que de una especie de ensayo piloto o demo que permite probar la funcionalidad del producto o servicio que se está desarrollando. Hoy en Econolistos te contamos todo lo que debes saber sobre este concepto y por qué resulta tan útil desde el punto de vista del empresario.

¿Cómo hacer el Producto Mínimo Viable?

Un MVP es un prototipo de nuestro producto o servicio y tiene dos funciones principales:

  • Comprobar si el producto o servicio atiende a las demandas del mercado.
  • Testear si la estrategia empresarial que estamos empleando funciona con el nicho en el que nos estamos centrando.

Lo interesante al respecto es que el MVP es una reducción a escala de nuestro producto o servicio final, de modo que implica una simplificación de toda la fase de diseño y prototipado en términos de coste-esfuerzo, al minimizar los recursos implicados en su testeo.

Evidentemente, el refinamiento de un producto o servicio requiere de unas iteraciones antes de lanzar su versión final, pero gracias al MVP es posible continuar trabajando en su desarrollo en lo que se va evaluando su efectividad.

En este sentido, el empresario diseña y crea su propuesta de negocio con una serie de hipótesis asociadas, que pueden ser confirmadas o refutadas. Una vez que tiene listo el prototipado, lo lanza con el fin de comprobar cómo potenciales clientes, early adopters o clientes visionarios, que están dispuestos a dar su opinión, interactúan con él. En función de la aceptación y tipo de uso, que como tal suponen un feedback, el empresario toma decisiones al respecto, pudiendo hacer cambios o mejoras en base a la detección de necesidades.

Incluso puede pasar que utilidades que inicialmente no se habían asociado al producto o servicio se identifiquen gracias a ese período de prueba, lo que lleva a resignificar la incertidumbre del mercado hacia una visión más amigable de coste-oportunidad.

Al fin y al cabo, sea cual sea el producto o servicio, este ha de ser valioso para el consumidor y ofrecer una utilidad dentro del abanico de necesidades que este pueda mostrar, puesto que si atiende a la demanda será adquirido y por lo tanto la inversión retornará.

¿Por qué es útil el MVP?

Muchas veces se tardan años en desarrollar una idea o ejecutar un producto, para luego darnos cuenta de que el mercado no lo acepta. Considerando el entorno competitivo en el que se mueven las empresas, resulta necesario actuar de forma rápida y eficaz.

Precisamente con el MVP nos centramos en lo que quiere el cliente y también en lo que no quiere, por lo que podemos ir haciendo cambios y mejoras sobre la marcha, sin perder de vista la misión empresarial.

Se suma además el punto positivo de que, al ser una versión reducida del output final, el MVP no es una estrategia únicamente viable para grandes empresas, sino que también lo es para Startups y PYMEs, que en muchas ocasiones al tener menor solvencia necesitan una mayor inmediatez para ajustar sus decisiones logísticas y presupuestarias.

Es importante y útil porque puede ocurrir que lo que esté fallando no sea el producto o servicio en sí mismo, sino el modo en el que se presenta o el público objetivo al que se está ofreciendo. Un estudio preliminar permite redirigir las estrategias y potenciar el impacto del producto o servicio final.

En resumidas cuentas, el proceso de desarrollo de una idea de negocio pivota sobre tres fases fundamentales que son la creación, la evaluación y el aprendizaje. Un empresario, tanto veterano como novel, no solo quiere lanzar productos, sino aprender sobre su nicho para poder perfeccionar sus interacciones con él y maximizar el aprovechamiento de sus recursos en el momento presente y futuro.

Todo el proceso arroja métricas como el número de visitas a un landing page, ‘me gusta’ en redes sociales, ingresos por cliente, etc., que en último término dan sentido a nuestras hipótesis, nos plantean otras nuevas y nos permiten fijar nuestros objetivos y horizontes empresariales.

Ejemplos prácticos de MVP

Comprendiendo todo lo anterior, es importante tener en cuenta que el MVP no se trata de una estrategia fija, sino que, al igual que muchas otras técnicas para evaluar el mercado, es flexible a las características de la empresa, del producto o servicio ofertado, de los clientes e incluso del marco sociopolítico que los rodea.

Con ello, el MVP siempre será una prueba piloto o demo, pero su presentación podrá ser física, online, una explicación o incluso una lluvia de ideas con los propios usuarios. Algunos ejemplos muy ilustrativos de MVP serían los siguientes:

  • Amazon: Esta empresa estadounidense no comenzó siendo la gran plataforma que conocemos a día de hoy. De hecho, la idea primaria de Jeff Bezos era una pequeña tienda online dedicada a distribuir libros. La cuestión está en que la aceptación fue tan buena por parte de los clientes, que Bezos decidió incluir nuevos productos hasta llegar a ser el Amazon actual. En este caso, los libros fueron el MVP.
  • Groupon: Este sitio web de descuentos y cupones se conocía en su momento como ‘The Point’ y se trataba ni más ni menos que de una plataforma que reunía gente que quería solucionar problemas. La creación de este proyecto demoró 11 meses, sin embargo, como ha señalado Andrew Mason en algunas entrevistas, el proyecto no cuajó, lo que le llevó a idear un proyecto totalmente diferente centrado en cupones y vales de descuento. Con el fin de no tener un segundo fracaso, Mason decidió alojar un servicio de prueba a modo de MVP en un blog de WordPress antes de lanzarse al desarrollo del software final. El target de usuarios que, en este caso, actuaron como early adopters mostraron interés en el negocio, lo que permitió continuar con él hasta la fecha presente.
  • Dropbox: Este servidor surgió de una clara idea, ofrecer una herramienta capaz de compartir archivos en distintos dispositivos. Por su naturaleza, se trataba de un proyecto ambicioso que requería de una inversión notable, por lo que sus creadores, Drew Houston y Arash Ferdowsi, decidieron montar un vídeo explicativo que introdujese la idea de Dropbox y colgarlo en Internet. Muchos usuarios se mostraron interesados en la propuesta que, pese a no ser testeable como en el caso de los MVP explicados anteriormente, mostraba todas sus potencialidades, llegando a corroborar la hipótesis de que los consumidores necesitaban Dropbox y lo querían utilizar.

Como puedes comprobar el MVP se trata de una estrategia muy útil, que en buena medida facilita el desarrollo de productos y servicios y la toma de decisiones de los empresarios. Nosotros lo tenemos claro y por eso el MVP está ECONOapproved

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Enrique siempre busca el por qué de las cosas, ya sea desmontando aparatos para entender mejor su funcionamiento o leyendo un libro. Tras estudiar Administración y Dirección de Empresas y entrar en el mundo laboral, descubrió que su pasión es inventar cosas, ya sea hardware o software. Curioso por naturaleza y amante del código abierto.

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