Hoy en día el salario no es lo único que despierta la productividad entre los trabajadores.  Aunque la retribución económica regula en gran medida la relación empresa-trabajador, llegando a suponer el elemento clave de la motivación para que el rendimiento sea el adecuado, existen otros factores que marcan en última instancia la mejora de la productividad y la retención del talento: la llamada retribución no económica.

Dada su relevancia para el correcto desarrollo de las empresas, desde Econolistos hemos preparado un repaso de los distintos tipos de retribución y sus beneficios, para que elijas y combines las más acordes en función de tu política organizacional. ¿Te interesa? ¡Pues vamos a ello!

¿Qué es la retribución?

La retribución es la percepción salarial o salario que reciben nuestros empleados al final de cada mes o del período correspondiente a pago acordado en función del tipo de contrato.

Como ya sabemos, este desembolso ha de estar muy bien ajustado a la capacidad de la empresa, al convenio de trabajadores que corresponda y a la banda salarial, con el fin de permitir un buen rendimiento en términos de margen económico. Sin embargo, también es interesante entender la retribución como una estrategia empresarial, puesto que todo incentivo, sea monetario o no, guarda una estrecha relación con el grado de motivación de los empleados y por ende con su capacidad productiva.

Al fin y al cabo, los trabajadores son el motor de las empresas y como consecuencia conviene mantenerlos motivados a través de una óptima retribución. En el mejor de los escenarios, las retribuciones van acordes a la formación del personal, su experiencia laboral, competencias y habilidades. Esto resulta especialmente relevante en sectores altamente competitivos, donde la principal ventaja competitiva de las empresas es su capital humano, pero también merece la pena aplicarlo a otras formas de organización empresarial, puesto que refuerza la motivación y la fidelización de los trabajadores o employee engagement.

Los tipos de retribución existentes

Fundamentalmente existen tres tipos de retribuciones que suelen ser implementadas en función de la política empresarial y de los recursos existentes:

  • La retribución fija
  • La retribución variable
  • La retribución flexible de pagos en especies o de componentes indirectos

En el caso de la retribución fija nos referimos al sueldo neto, a la retribución económica pactada previa firma del contrato por la que una empresa da a cada empleado con un mínimo fijado por la Ley. El ejemplo clásico de retribución fija sería el salario de las personas que trabajan en la Administración Pública. Su principal ventaja es que da seguridad al trabajador, si bien a la larga puede provocar un estancamiento a nivel productivo. Si una persona ve que por mucho que trabaje su salario es similar al de compañeros que trabajan menos, finalmente reducirá la cantidad y calidad de trabajo. Por este motivo se recomienda incluir otra clase de incentivos aparte de la retribución fija, como podrían ser los servicios de carreras profesionales, los planes de formación y promoción interna y demás incentivos de crecimiento.

Por su parte, la retribución variable constituye una sinergia de intereses entre lo que la empresa quiere y los empleados esperan. Esto quiere decir que aparte del salario fijo hay incentivos en función del rendimiento de cada empleado (primas) o del rendimiento global de la empresa (comisiones). Suele ser común en el sector de ventas, de tal forma que mediante sistema prefijados de medición de resultados se premia a las personas que llegan o superan un determinado umbral. Como punto positivo, la retribución variable genera sentimiento de equipo, pero conviene conciliarla con una cultura organizacional de cooperación para evitar que se produzca una competitividad negativa entre compañeros.

Finalmente, en lo relativo al pago en especies, nos encontraríamos frente a una integración de la retribución variable con beneficios no monetarios, pero que resultan fuertes motivadores para los empleados. Este tipo de incentivos suelen ser detalles de la empresa, como móviles, coches, planes de pensiones, servicios de guardería, cursos formativos, seguro médico, etc. El objetivo es que el empleado se sienta valorado.

A la hora de la verdad, resulta interesante combinar los distintos tipos de retribución, puesto que la parte fija confiere seguridad al trabajador, mientras que la parte variable aporta motivación y el componente indirecto promueve la fidelización y el compromiso con la empresa.

La importancia del componente no financiero

Si bien es cierto que todos trabajamos por intereses económicos, prevalecen una serie de motivaciones de carácter vocacional y de autorrealización de fondo que nos impulsan a querer dar lo mejor de nosotros mismos dentro de nuestros puestos de trabajo. Por esta razón, la importancia del componente no financiero toma especial protagonismo dentro de las empresas que saben velar por los intereses de sus trabajadores.

Una empresa solvente es aquella capaz de establecer sus primas y comisiones, pero también de propiciar y acompañar el desarrollo y crecimiento de su plantilla.

Las nuevas tendencias en el campo de los Recursos Humanos han catalogado estos incentivos no económicos como salario emocional. Esta idea quedaría definida como el total de beneficios no económicos que ofrece una empresa a sus trabajadores, con el fin de aumentar la motivación y el compromiso de estos. En la práctica se traduciría como el pago en especies que explicábamos con anterioridad. Es ese valor añadido que la empresa ofrece a sus empleados y, a cambio de cual, estos rinden más y mejor.

La moraleja es que si queremos que nuestra empresa vaya bien y crezca, tenemos que cuidar de nuestro capital humano.

Beneficios de saber elegir el tipo de retribución más conveniente para tu empresa

Con todo esto, los beneficios vinculados a una adecuada elección de retribuciones al desempeño laboral, pueden resumirse en:

  • Mayor motivación y, por lo tanto, mayor rendimiento de los empleados.
  • Retención del talento y atracción de potenciales candidatos a la empresa (inbound recruiting).
  • Descenso en la tasa de absentismo y/o presentismo laboral y, consecuentemente, en el gasto asociado a bajas profesionales, formación de personal de sustitución y demás pérdidas asociadas a estos fenómenos.
  • Mejora del bienestar de los empleados y del clima laboral.
  • Mejora del compromiso de los trabajadores y facilitación de la cohesión de equipo.

Como puedes ver, los distintos tipos de retribución son necesarios y beneficiosos para la gestión de las empresas, así como para el reforzamiento de la mayor ventaja competitiva de las empresas: su capital humano.

Si te interesó este contenido y quieres seguir aprendiendo a sacarle partido a tus finanzas, no te pierdas todo lo que tenemos listo para ti. ¡En Econolistos apostamos por la economía inteligente! 😉

Foto de Francisco Garrido
Author

Paco es un apasionado de todo lo que tiene que ver con las empresas, las personas y el marketing. Ha ejercido como CEO y como COO, por lo que por su experiencia tiene una visión global del mercado, de la creación y crecimiento de empresas, y del funcionamiento de estas.

Escribe un comentario